He comprobado mi dependencia a un gadget, mi celular. Por suerte existen aún mi computadora y el Nintendo DS para aguantar el síndrome de abstinencia. Es un equipo Motoroi 3 o Milestone 3 de Motorola.
Hace algún tiempo me desperté por la noche y mi celular quemó mi dedo al momento de tocarlo, también mostró un mensaje de que el sistema no podía controlar la temperatura del equipo. Lo desconecté de la luz y al día siguiente lo apagué, como hizo frío el resto de la noche se enfrío fácilmente.
Hace unas semanas empezó a calentarse nuevamente, primero cuando acababa de cargarse, después por cualquier cosa, especialmente uso y carga de batería.
Dos semanas atrás el celular se descargaba rápidamente al grado de que duraba de 2 a 3 horas la batería. Ni hablar de consultar redes sociales sin estar conectada a la luz.
Después dejó de cargar la pila rápidamente y se mantenía caliente mientras estaba prendido.
Ya que me harté de tal situación, lo llevé a Iusacell, donde le hicieron pruebas técnicas y el típico reseteo que siempre hacen los técnicos a los aparatos descompuestos, lo necesiten o no. Estoy cerca de cumplir una semana sin mi teléfono, pues se fue a garantía ya que definitivamente no pasó las pruebas y se va a Motorola. Mi celular está de viaje. Yo lo espero impacientemente.
Hoy veo las desventajas de no tenerlo. Mientras estaba a mi lado había cosas que no valoraba:
- Entraba a redes sociales fácilmente, me enteraba de todo lo que interesaba al minuto. Ahora ni supe que teníamos Papa hasta 5 horas después.
- Escribía a mi novio cada vez que había alguna situación importante.
- Tenía información relevante como la temperatura de donde vivo al alcance de la mano.
- Me entretenía en juegos en los momentos más aburridos como esperas en dependencias de gobierno o con el médico.
- Tenía 2 diccionarios de japonés, uno con buscador de radicales para kanjis, y un buscador de kanjis por dibujo. Además de una App para estudiar japonés y practicar vocabulario por niveles.
- Tenía un Pokédex.
- Podía publicar en redes sociales a través de HootSuite o de MotoBlur y el teclado en japonés era un extra.
- Siempre estaba comunicada con mi familia a través de WhatsApp.
- Me podían localizar fácilmente.
- Recibía notificaciones de correo electrónico y podía enviar y recibir archivos fácilmente (cuando mi red no moría). Contestaba correos al instante.
- Teclado Qwerty.
- Google Maps.
- La App de Blackboard, el sistema en donde están cargadas las materias de mi maestría.
- La total sincronización con Google y sus derivados (G+).
Hay cosas que no extraño:
- El patrón gritándome cuando hace algún coraje y no tiene con quién desahogarse.
- Ser localizable TODO el tiempo.
- Tener la hora por las mañanas y saber que ya es momento de levantarme.
- Tener un distractor.
- Hacer corajes cada vez que la red de Iusacell tardaba horas en dejarme recibir un correo o poder enviar un WhatsApp. Peor si decidía navegar en Google Maps y la capacidad de la red se queda pequeña.
- Nunca lo usé como agenda, pero Google Calendar hace notificaciones de eventos o fechas especiales. No que fuera muy útil.
Ahora sé que soy dependiente de un smartphone, pero que no es del todo malo el aparatito, la verdad es que debo ser cuidadosa en qué tan dependiente me vuelvo.
Tenshi
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