sábado, 16 de marzo de 2013

Dependencia

He comprobado mi dependencia a un gadget, mi celular. Por suerte existen aún mi computadora y el Nintendo DS para aguantar el síndrome de abstinencia. Es un equipo Motoroi 3 o Milestone 3 de Motorola.

Hace algún tiempo me desperté por la noche y mi celular quemó mi dedo al momento de tocarlo, también mostró un mensaje de que el sistema no podía controlar la temperatura del equipo. Lo desconecté de la luz y al día siguiente lo apagué, como hizo frío el resto de la noche se enfrío fácilmente.

Hace unas semanas empezó a calentarse nuevamente, primero cuando acababa de cargarse, después por cualquier cosa, especialmente uso y carga de batería.

Dos semanas atrás el celular se descargaba rápidamente al grado de que duraba de 2 a 3 horas la batería. Ni hablar de consultar redes sociales sin estar conectada a la luz.

Después dejó de cargar la pila rápidamente y se mantenía caliente mientras estaba prendido.

Ya que me harté de tal situación, lo llevé a Iusacell, donde le hicieron pruebas técnicas y el típico reseteo que siempre hacen los técnicos a los aparatos descompuestos, lo necesiten o no. Estoy cerca de cumplir una semana sin mi teléfono, pues se fue a garantía ya que definitivamente no pasó las pruebas y se va a Motorola. Mi celular está de viaje. Yo lo espero impacientemente.

Hoy veo las desventajas de no tenerlo. Mientras estaba a mi lado había cosas que no valoraba:

  • Entraba a redes sociales fácilmente, me enteraba de todo lo que interesaba al minuto. Ahora ni supe que teníamos Papa hasta 5 horas después.
  • Escribía a mi novio cada vez que había alguna situación importante.
  • Tenía información relevante como la temperatura de donde vivo al alcance de la mano.
  • Me entretenía en juegos en los momentos más aburridos como esperas en dependencias de gobierno o con el médico.
  • Tenía 2 diccionarios de japonés, uno con buscador de radicales para kanjis, y un buscador de kanjis por dibujo. Además de una App para estudiar japonés y practicar vocabulario por niveles.
  • Tenía un Pokédex.
  • Podía publicar en redes sociales a través de HootSuite o de MotoBlur y el teclado en japonés era un extra.
  • Siempre estaba comunicada con mi familia a través de WhatsApp.
  • Me podían localizar fácilmente.
  • Recibía notificaciones de correo electrónico y podía enviar y recibir archivos fácilmente (cuando mi red no moría). Contestaba correos al instante.
  • Teclado Qwerty.
  • Google Maps.
  • La App de Blackboard, el sistema en donde están cargadas las materias de mi maestría.
  • La total sincronización con Google y sus derivados (G+).


Hay cosas que no extraño:

  • El patrón gritándome cuando hace algún coraje y no tiene con quién desahogarse.
  • Ser localizable TODO el tiempo.
  • Tener la hora por las mañanas y saber que ya es momento de levantarme.
  • Tener un distractor.
  • Hacer corajes cada vez que la red de Iusacell tardaba horas en dejarme recibir un correo o poder enviar un WhatsApp. Peor si decidía navegar en Google Maps y la capacidad de la red se queda pequeña.
  • Nunca lo usé como agenda, pero Google Calendar hace notificaciones de eventos o fechas especiales. No que fuera muy útil.


Ahora sé que soy dependiente de un smartphone, pero que no es del todo malo el aparatito, la verdad es que debo ser cuidadosa en qué tan dependiente me vuelvo.

Tenshi

Entrada número 100

¡Vaya!, ¿tanto he escrito?

Pues sí, y no tienen idea de la cantidad de posts en el tintero. Escribo muchos borradores, los voy modificando y el resultado es un lindo post pulido y corregido. Pero en ocasiones me autocensuro pues siento que no estoy totalmente capacitada para hablar de un tema, no tengo la suficiente información o pierdo interés, muchas otras porque simplemente hay entradas que son consecuencia de mis emociones y, aunque no me molesta hablar del tema, siento que la cabeza fría es más eficaz para escribir.

Pero, me faltan infinidad de temas por hablar, algunos de ellos en el tintero aún. Por ejemplo algunos acerca de mi obsesión por Inuyasha, otro que es prácticamente un pequeño reportaje armado por mí misma acerca de los migrantes en Estados Unidos, también me he enfocado en aquellos que hablan de la búsqueda de empleo y, último pero no menos importante, una gran cantidad de esos posts emocionales que hablan de violencia y diferencias garrafales de género, lo usual.

Espero me ayuden a cumplir otras 100 entradas. Realmente si me leen 100 que si me lee una persona no me es tan relevante, lo importante es que mi mensaje siempre ayude, informe o divierta a alguien allá afuera, sin que Tenshi pierda su esencia. Tal vez llegue a mejorar lo que soy, cambiarlo un poco, pero no dejar de ser yo.

Con dos blogs, Facebook, Twitter, maestría y trabajo tengo para entretenerme un rato y para permitir encontrar ideas para futuros posts.

Disfruten los fríos días previos a la primavera y gracias por estos 100 escritos/artículos/posts leídos.

Tenshi

lunes, 11 de marzo de 2013

2 años

Hace dos años que el mundo se detuvo por un momento y volteó los ojos hacia Japón.

Era un día bastante normal, incluso aburrido. Por alguna razón me tocó escuchar las noticias y todo era Japón, sentía que no podía contener las lágrimas, no sabía qué hacer ni qué decir, con quién hablar o con quién compartir ese sentimiento. No había a quién decirle, en ese momento, que se me había parado el corazón y sentía que se me quebraba en mil pedacitos con sólo saber lo que había sucedido y la impotencia de no poder hacer algo por quienes estaban allá en ese momento.

Leía a blogueros en Japón, así me enteré de muchas cosas fuera del amarillismo de las noticias, porque es cierto que ningún noticiero decente podía traernos información más certera que las de aquéllos que lo estaban viviendo.

Un año 10 días después me tocó un temblor fuerte en la Ciudad de México, había sonidos de sirenas y la gente sólo esperaba a que todo pasara. Fue diferente, pero no me dio miedo. Quedó en una experiencia más y en un día de suerte para México, cero daños, eso sí uno que otro espantado y un puente caído, pero ningún humano herido ni peor.

Debo acostumbrarme a esos movimientos que me toman por sorpresa, he experimentado muy pocos en mi vida. Vivo en una zona no sísmica, en las raras ocasiones en que tiembla mi hermana entra en pánico, los demás lo tomamos con más calma. Pero debo acostumbrarme.

Hoy me queda el recuerdo, tengo la esperanza de estar en poco menos de dos años en Japón y tengo la esperanza de que para ese entonces el país se haya recuperado más de lo que lo ha hecho hasta ahora.

Muchos países han sufrido la furia de la naturaleza, lo importante es cómo se levantan de la catástrofe y no cómo la sufren. Japón se ha levantado magníficamente, pero recordemos que fue gracias a que ese día la gente se unió, las naciones del mundo voltearon los ojos a Japón y enviaron ayuda. Creo que para eso estamos todas las naciones, para apoyarnos unos a otros y no para hacernos pedazos o pelearnos por cosas sin sentido (islas, pruebas nucleares, energía...)

Tenshi

jueves, 7 de marzo de 2013

Mujeres

Nuevamente llega la fecha en que todos reflexionamos lo mal que estamos las mujeres frente a los hombres. Aunque hay muchos que dicen que eso debe hacerse todo el año, la fecha existe para recordar que lo que se ha hecho no es suficiente todavía. ¿Suficiente para qué? Para que las mujeres puedan pedir un trabajo con la misma confianza que un hombre, para que las mujeres salgan a la calle solas y no tengan que preocuparse de ser víctimas de violencia por no ir acompañadas de un susodicho macho, para que podamos hablar sin ser calladas ni debamos obediencia al sexo masculino. En fin, para que no tengamos que estarles recordando a los machos que somos tan seres humanos como ellos.

En ocasiones verán post muy pesados de mi parte en contra del hombre macho (no debe confundirse con el sexo masculino en general). Tal vez se deba a que vivo indignada de las cosas que me han pasado (disculpen el discurso yoyito) y verme indefensa... hasta ahora.

Cuando era pequeña, el imperativo dominante era que tus papás te golpeaban, con o sin razón, para desembocar su ira sobre la supuesta causa de su estrés (o sea la indefensa e inocente niña que hablaba con honestidad y pureza) por abrir la boca y decir la verdad o por hacer algo que jamás consideraste malo (un baño de burbujas, me parecía divertido en ese entonces), incluso los peores son los golpes cuando lloras o cuando te caes y ellos creen que a golpes todo funciona mejor.

Cuando crecí, mis delitos se limitaban a ser mujer y no callarme... siempre me ha gustado decir las cosas como se ven, si algo es verde digo que es verde... si alguien miente, yo no le sigo la mentira. Para el hombre macho soy una estúpida que no se calla y que nunca sabe lo que dice.

Pero decíamos, siempre me ha indignado que cuando necesité auxilio, no hubo un solo adulto que me defendiera o protegiera, todos apoyaban la forma de tratarme del hombre macho de la casa, incluidos profesores, tíos, conocidos. Cada vez que llegaba una visita a la casa, yo buscaba la forma de darles a entender que si se me ocurría actuar de alguna forma prohibida (no necesariamente mala o incorrecta), terminaría golpeada y castigada. Nadie le dio importancia, nadie los llevó a pagar su delitos...

Ahora, que el hombre macho ha envejecido y yo ya soy adulta, he aprendido a defenderme, aunque sea de las amenazas físicas. No digo que me hice experta en karate o algún arte marcial de autodefensa, mi físico no me permite dar alto rendimiento en nada... pero no dejar que me levante la mano, defender a mis hermanas y a mi mamá sí se puede hacer con el suficiente odio. Una vez bastó para demostrarle que el día que me vuelva a poner una mano encima, le soltaré violentamente todo el odio y los golpes guardados del pasado de una niña indefensa que ahora tiene quién la defienda.

Es triste saber que hasta que crecemos nos podemos defender, pero si somos mujeres siempre vamos a tener que esperar al príncipe azul que nos defienda. Es por eso que hoy mi reflexión tiene que ver con el aprender a defendernos solas, física y verbalmente, también debemos entender que si nos callan, vamos a hablar más (y peor, principio básico de mercadotecnia y censura).

Pero... tenemos salida de todo este machismo y bestialidad.

Educación: Entre mayor sea nuestro nivel educativo, mayor es la posibilidad de encontrar un empleo y no depender de ningún hombre. Esta dependencia económica genera violencia económica, luego verbal y por último física. Un plus acerca de convertirnos en mujeres con carrera profesional es que nuestra visión del mundo es más amplia, aprendemos a tomar los grandes ejemplos de mujeres de la historia y entendemos que siempre hay más de una salida y varias de ellas son muy diplomáticas.

Acondicionamiento físico: Sí, si no aprendes a golpear, te golpean, así es de fea la vida. No vamos a repartir golpes y provocar a los demás como los hombres suelen hacerlo, nuestra educación física debe ser defensiva. No se trata de promover la violencia, sino de saberla frenar en seco sin terminar con un ojo morado.

No callarnos: Si nos callan, seguir expresándonos. Si me impiden hablar, escribir. Si no me quieren publicar, tomar las redes sociales. Nunca sabremos de lo que somos capaces si callamos hoy.

Educar: A los hijos, a los maridos, a los hombres en general. La culpa de muchos males la tienen las facilidades que reciben los hombres por parte de sus madres/esposas. "Me regañó, pero le tengo la comida hecha". "Me gritó, pero su ropa ya está lavada". Si se les enseña a ser responsables de sus vidas, no estarán esperando a que una mujer lo sea por ellos.

No hacer: Lo siento, pero muchos errores surge de HACER... hacerles la comida, la cama, la ropa, la casa... Como mujeres no es nuestra obligación, cada persona es responsable de sí misma (párrafo anterior). Si quieren servicio doméstico, que lo paguen. Dejar de ser la sirvienta gratis que todo hombre sueña tener.

Ahora sí me extendí, pero el coraje que surge de saber que aún nos falta camino por andar para ser iguales no me deja fácilmente en paz. Si son mujeres, se acabó la época en que ellos son responsables de darnos libertad. Si son hombres, se acabó la época de la sirvienta/prostituta gratis, ahora todo se paga y caro, maduren.

Tenshi

sábado, 2 de marzo de 2013

Promesas rotas y mentiras

Hoy tengo una frustración extra a las normales de todos los días... y ya tengo algunas más acumuladas. Hay dos cosas muy molestas para mí, las personas que rompen una promesa y las que mienten (que para mí son el mismo tipo de personas).

Todo empezó hace unas semanas, empecé el año con un grado muy alto de motivación, incluso pensé que podría ser un buen año, pero me di cuenta de que algunas personas sólo saben empeorar. Una persona (que no me ha devuelto ni siquiera algunas de las cosas más valiosas que tengo) llegó con una propuesta de empleo temporal que ofrecía una supuestamente muy seria institución, obviamente acepté, al igual que otras  personas, incluso se lo ofreció a personas que no estaban en este país, quería que TODOS participáramos.

Para decidir si participábamos debían enviar unos trabajos que habíamos hecho anteriormente (en los cuáles mi participación no fue nada despreciable) y tal parece que les gustó, aceptaron y enviaron material para trabajar. Esta persona publicó en facebook que nos habían aceptado y nos iba a dar el material sobre el que trabajaríamos el martes siguiente. Fui el siguiente martes y no pasó nada, el jueves no fui por enfermedad y sí lo vieron (al menos eso dijeron), después fui el otro martes y esta persona me ignoró cuando le pregunté acerca del asunto, me tuvo haciendo otras cosas e ignoró el hecho de que yo estaba ahí esperando que cumpliera su promesa.

Al siguiente jueves terminé en urgencias, realmente no me importó volver a ese lugar a esperar a que me dieran falsas esperanzas. Cuando volví a ir, después de estar tanto tiempo incapacitada, las cosas se mantuvieron igual. Eso sí, en facebook se le hacía chistoso decir que de ese trabajo no me libraba, pero tal parece que se limitará a grabar mi voz, después de mil veces de que me diga que no pronuncio o entono bien. Esperaba lograr un aprendizaje (positivo) de esta situación, aprender cosas técnicas como edición de video, algún software nuevo, quizá tener contacto con esta institución (que es un contacto importante con Japón).

Pero lo único que obtuve fue el aprendizaje de no confiar en la gente y que si quiero algo debo obtenerlo yo, las promesas no son algo que valgan mucho en el lugar donde yo vivo. Además si me deprime un poco porque otra persona decide si soy incapaz de hacer algo sólo porque sí, sin darme motivos ni oportunidades, sin dejarme defenderme siquiera. Esto lo ha enfatizado más cuando me dice que todavía voy en cierto nivel de japonés y me ha dado a entender que soy y estoy retrasada en dicha materia.

Por otra parte, hay algo que hago una vez cada año o cada dos años, ir al cine. Ahí también he tenido mis problemas porque en definitiva no me gusta ir sola. Recuerdo una vez en que mis supuestas amigas me invitaron al cine, el último año en que estuve en la carrera, para mi cumpleaños, yo moría por ver Harry Potter. Llegando al cine no quisieron esperar y les pareció simpático cambiar por una comedia que ellas juraban que me gustaría (ver comedias no es lo mío) "Más barato por docena: 2". Toda la película comparándola con la primera, la cual yo no había visto. Mi cumpleaños, mi invitación, mi película, ninguna valió. Perdí el cariño por ciertas amistades sin palabra.

Otra razón por la que el cine me gusta es que no puedo ir seguido, no tengo permisos para nada y las clases de japonés me estorban para vivir mi vida últimamente, más que para ayudarme. Así que cuando alguien me dice "vamos al cine" y yo tengo la oportunidad, no me gusta desperdiciarla. Eso pasó este fin de semana, sin patrón y con dos noches para poder cumplir algo que no he hecho desde la vez que me salí de La Dama de Negro. E iba a ver, esta vez, una película que se llevó algunos Óscares el fin de semana pasado. Pero la primera noche se suspendió por algún pretexto malo y hoy porque hace frío.

Suelo ser confiada con la gente y cada vez que hacen una promesa, caigo. Pero estas caídas están muy duras y no son nada agradables. La gente prefiere faltar a sus promesas por comodidad, desidia, egoísmo, olvido, incapacidad... pero no se dan cuenta de que caen muy bajo ante los ojos de los demás, que pierden confianza y amistades, que pierden mucho. Si evaluamos lo que perdemos al no cumplir una promesa, abriríamos menos la boca para prometer lo que no podemos (o no queremos) hacer.

Por el momento, no me queda más que dejar de creer y esperar lo peor de todos, así tal vez, alguna vez logre salir algo bueno de otros seres humanos. Tal vez...

Tenshi