Al paso del tiempo olvidamos, incluso perdonamos, para el alma eso es un reflejo de nuestra condición humana, de nuestros límites. Pero hoy no quiero olvidar, tengo miedo de olvidar. Tengo miedo de que una vez perdidos todos los eslabones que tenemos con el pasado, la raza humana olvide. Éste podría ser el peor error que cometamos, después de tantos errores ya en el pasado.
Hoy tengo miedo de que la raza humana olvide lo que la división de razas ha hecho en el pasado y los errores se repitan. Tengo miedo de que, una vez fallecidos todos los que lo vivieron, el Holocausto y Hiroshima no sean más que recuerdos en la memoria popular y que pierdan su significado. Sé que los que están cerca siempre recordarán y siempre sabrán, pero los que sólo somos creyentes y no hemos sido tocados aún por un pedazo de esa historia, podríamos caer en las manos del olvido colectivo.
Este año he dedicado dos entradas (la que están leyendo y ésta otra) a compartir acerca de las dos tragedias más grandes de Japón, que mientras exista la raza humana espero no sean olvidadas. Dos sucesos que muestran lo que puede hacer un pueblo vengativo a otros seres humanos. Si de repartir culpas se tratara, los últimos 67 años se han tomado posturas tanto para los Aliados como para el Eje, pero la verdad es que en una guerra el único que no es culpable es el que gana (desde el punto de vista de los ganadores), ya que es el que se dedica a juzgar, mientras los perdedores serán siempre los malos. Pero para mí, todo el que participa en una guerra es culpable, sean cuales sean sus ideales, sin importar ni país ni motivo.
Hiroshima y Nagasaki son dos ciudades hermosas, dedicadas a la paz y a la cultura internacional respectivamente, que en 1945 fueron atacadas por una bomba atómica (cada una) y que desde entonces son símbolo de la paz mundial y del desarme nuclear. Los campos de concentración nazis repartidos en Europa son lugares en donde la gente fue encerrada y se practicaron actos inhumanos con ellos con motivo de desacuerdo o intolerancia a su raza y creencias. Tanto Estados Unidos (gobierno) y Alemania (gobierno) son dignos de culpa, siendo éstos aún temas sensibles para los gobiernos de estos dos países. Derramo un reproche profundo sobre los gobiernos que participan en las guerras, pues contagia a su pueblo a seguirlos, mas no puedo decir lo mismo de sus ciudadanos, humanos como yo que muy seguramente desean sólo paz.
Ambas historias son tristes, sumadas a todas aquellas historias anónimas de las que quizá nunca sepamos nada, se vuelven un recuerdo no vivido. Me entristece ver a un pueblo ser atacado y que, además, éste tome represalias que se hacen cada vez mayores hasta terminar en un acto de verdadera crueldad. Ese tipo de memoria no es el que quiero conservar, ésa es la memoria del rencor, tal vez la más sencilla de mantener. Quiero una memoria enfocada en el valor de la vida humana más allá de sus problemas de convivencia. Ahora pienso, ¡qué razón tenía Mafalda desde su banquito!, pedir a la gente abandonar las armas que solamente son un monumento al rencor, al miedo, a la ira y a la intolerancia. En un acto tan ingenuo e inocente, se reflejan esperanzas que depositan en el futuro las nuevas generaciones (sin esperar parecer vieja con este tipo de comentarios).
Pero este miedo se disipa cuando veo un aniversario más del cumpleaños de Nelson Mandela, lo veo hablando de Ana Frank, cuando veo que la gente visita Hiroshima y Nagasaki, algunos incluso van a pedir perdón y a reconciliarse con el pasado de un país atormentado por guerras innecesarias, también veo a otros más yendo a Auschwitz, también a pedir perdón o a recordar el tiempo que vivieron y sobrevivieron ahí. Generaciones enteras, nacidas después de la guerra, se inclinan ante estos lugares de tragedia universal y piden perdón por su patria, por ideologías que ya no les pertenecen. Es en ese momento en que veo que somos más los que queremos que éstas sean las últimas cosas en que debamos pedir perdón por las acciones de nuestro países. Este momento es cuando vuelve la esperanza de no olvidar.
Pido disculpas por entristecer un poquito a mis lectores (que agradezco ya sean bastantes aunque no los conozca), quiero que sepan que sí es intencional, pues espero que no pierdan la memoria de lo que nos hace seres humanos y entiendan que la única postura válida es la paz, pero que ni ésta vale la pena para generar una lucha en su favor, ya que una guerra por la paz es una de las ironías más absurdas que hayan existido.
Los dejo, recordando hoy a Nagasaki, justamente el 9 de agosto, 11:01 am en Japón (8 de agosto, 9:01 pm en México). Con una disculpa por parte de mi país que tuvo una participación pequeña y deshonrosa (no heroica como dicen los libros de historia), como todos los que fueron partícipes de esa horrible tragedia llamada Segunda Guerra Mundial. 忘れないで下さい(No olviden por favor).
Nuevamente las fotos son de internet.
Una torii (puerta de un templo) sobreviviente entre los escombros
Estatua en memoria de la paz en Nagasaki, ésta es la conmemoración del año pasado
Tenshi
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