Sabrán mis queridos lectores que soy algo apasionada al hablar de cosas con tendencia feminista y hoy será uno de esos días. No quiero que los hombres crean que generalizo y los ataco a todos, como decimos en México: si les queda el saco, que se lo pongan, si no, no. Tampoco crean que idolatro la labor de las mujeres, hay algunas que no cumplen con estos patrones.
Pues bien, hace 2 años el patrón (raras ocasiones lo llamo papá, pero aquí debo aclarar el uso de la palabra) se enfermó en Navidad, se aguantó el dolor un día entero, terminó en urgencias (cortesía del IMSS) y le diagnosticaron apendicitis, al día siguiente lo operaron y estuvo algunos días en el hospital, se complicó un poco y creo que tuvo que estar uno o dos días más para descartar infección. No pasó nada, literalmente no pasó nada. Su ausencia no fue caótica, al contrario. Mi hermana y yo nos encargamos del trabajo, autorizamos lo que él suele tardar en autorizar: pedidos, compra de material, etc.; mi mamá pudo realizar sus actividades más calmada, la única molestia eran las visitas al hospital y recibir llamadas al celular cuando él estaba aburrido y no tenía nada mejor qué hacer que llamar para dar órdenes. En mi familia (sólo mujeres) nos organizamos muy bien para irlo a visitar y atender las diferente labores diarias, además de hacer los preparativos para año nuevo (cena y visitas).
La semana pasada, mi mamá se sintió mal del estómago, terminó en urgencias y al día siguiente diagnóstico de apendicitis y cirugía. Igual, cortesía del IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social). La diferencia es que en todo momento hubo que escribirle mensajes y estarle hablando a mi madre para mantener la casa a flote, pues ella lleva la administración total de la casa (el patrón sólo manda, pero no hace nada) y todas las actividades útiles dentro de ella. Si hay que comprar pollo, hablarle a mamá, si hay que ir por las tortillas, hablarle a mamá. En fin, mi madre mantuvo de pie la casa desde el hospital, mientras que el señor era atendido por las hijas, llevado al trabajo por las hijas.
Dato curioso, el patrón no sabía qué era la apendicitis, cuando le dijeron que autorizara la cirugía entró en pánico y no quiso firmar, no entendía la gravedad del asunto. En cambio, cuando a mi mamá se le avisó de la cirugía, sólo me llamó por teléfono para decirme que la iban a operar, no hubo ningún berrinche al respecto ni empezó con miedos innecesarios.
Hoy mi madre se encuentra ya en casa, le dieron hoy el alta. Son momentos como éste en el que veo que como mujeres nos organizamos mucho más rápido y (aunque pareciera lo contrario) somos más asertivas y prácticas. En fin, cuando sufran una emergencia rueguen que sea una mujer quien esté a su lado porque un hombre generalmente entra en pánico y no sabe qué hacer (recuerden, hay excepciones).
Tenshi
En mi casa es completamente lo contrario a lo que enfermedades se refiere,
ResponderEliminarserá porque mi papá es médico?
Es que en México (no digo que en TOOOODAS las familas) es común que el rol del padre se limite al de proveedor del hogar y se apegue a una rutina o a una actividad "segura" y "confortable", sin que éste sea capaz de responder en casos de emergencia y muchas veces se quedan quietos sin saber cómo reaccionar.
EliminarPero, hay familias donde el rol del hombre y la mujer han evolucionado y la mujer puede proveer y el hombre puede prever sin que a nadie se le caigan los pantalones por ello.