Ayer me envió el patrón a hacer un mandado a Pachuca, así que fui. A mitad de camino un automóvil entró a la autopista de manera imprudente, haciendo que una camioneta perdiera el control y me golpeara por la derecha, sacándome del camino hacia el camellón. Por suerte frené cuando vi que las cosas no iban bien, así que el golpe no fue tan fuerte para hacerme perder el control y pude hacer que el coche quedará de pie, que después me enteré que fue un gran triunfo haberlo hecho. Ambos autos huyeron, pero me quedé con el recuerdo de uno de ellos, su placa (matrícula) quedó tirada en la autopista, ahora la tengo físicamente en mi poder.
Salí del coche, completita, sin heridas ni golpes, ni susto, al menos eso creí. Hablé para avisar y es cuando me di cuenta de que un movimiento en falso, pérdida de control, haber frenado o simplemente mala suerte me hubieran hecho caer en un hoy y volteado el coche, haciendo una catástrofe. Nunca perdí el control, el sentido ni mucho menos la cordura, recuerdo todo y me asusté hasta haberme salido del coche. Es increíble lo que hace la mente cuando ve el peligro, bloquea temores que pudieran entorpecernos, da claridad al pensamiento, controla el cuerpo y nos obliga a mantener la calma. Todo esto sin que nos demos cuenta.
Después de dos horas bajo el sol, papeleo y grúa, el seguro me dio un pase médico. Debo hacer referencia al otro único accidente que tuve en carretera años atrás, cuando tenía 16 años; también obtuve un pase médico a un neurólogo por las vueltas que dio el coche, pero fue una experiencia horrible pues este doctor sólo movió mi cabeza, me vio con cara de "vienes por parte de una aseguradora" y me dijo que no tenía nada.
Mi percepción acerca de los doctores que trabajan con del seguro del carro no era muy buena, pero me empezaba a doler el cuello (y espalda y mano) y sé que en un accidente eso puede ser muy malo. Me mandaron a Pachuca. Llegué a una clínica que no parece estar en Pachuca, parece de ciudad más civilizada. Me tomaron mis datos, me pasaron al área de camas/urgencias y una doctora muy amable me atendió, haciéndome preguntas, escuchándome y revisándome con mucha paciencia. Deben saber que soy una paciente que requiere un poco más de paciencia, soy un amor pero requiero paciencia. Me tomaron radiografías de cuello y espalda, me diagnosticaron y me entregaron toda mi medicina, collarín incluido. El lugar es limpio, rápido y eficiente, a pesar que voy por parte del seguro, no soy cliente ni he ido nunca ahí.
Resulta que el accidente, aunque me pareció más leve que una vuelta a la montaña rusa, tuvo sus consecuencias en mi cuello principalmente. Tuve un leve esguince de cuello, que en 10 días se calma. Todo esto pasó mientras yo controlaba el coche, creyendo que al no haber pegando contra nada (bueno, una camioneta sí es algo) de frente o por detrás ni haberme volteado no había pasado nada más grave.
Por fortuna decidí aceptar el pase médico, aunque voy a ir a ver a mi quiropráctico muy pronto, por lo que tampoco me preocupé. Pero ahora estoy usando un collarín y tomando el medicamento adecuado, incluso me dijeron que en 3 días debo estar en reposo y el tiempo que use el collarín no puedo manejar. Me enseñaron los cuidados y trucos para sobrellevar y mejorar sin problemas mi cuello.
Todo esto me hace poner en la balanza mis decisiones, más vale tomar una oportunidad aunque después no resulte tan bueno. También es importante mantener la cabeza fría en las crisis, sobre todo en las que exigen mantener el control en todo momento, pues la urgencia y el miedo podrían haberme hecho perder mucho más que unos días de trabajo, paseo y vida normal. También aprendí que las situaciones que aparentan poder salirse de control, lo harán en cualquier momento; por eso más vale contemplar todos los escenarios, pude analizarlos fríamente y el más seguro era terminar fuera de la carretera.
A veces salirnos del camino resulta ser la mejor opción.
Tenshi
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