sábado, 20 de octubre de 2012

Hoy me enojé...

Ya sé que no es lo más sano enojarse (ni física ni psicológicamente), pero lo estoy y soy sincera al respecto. Dejen compartir mi experiencia hoy, pues tal vez me ayude a sacar lo que traigo dentro, tal vez me ayuden y me digan en qué estoy mal, tal vez.

Estoy molesta y harta de pedirle permiso al hombre macho para salir a dar la vuelta o ver a la gente que quiero (familia, amigos), todo porque él decide quién sale de la casa y cuándo. Como las cosas que me molestan son varias y quiero razonar esto con la mente, de forma fría, no con el corazón.

Me disgusta escuchar que mi madre siempre me aconsejaba (ahora no lo hace porque le reclamo) que no me deje de ningún hombre, que no haga nada por ellos. Incluso, cuando le escribía una carta en secundaria al niño que me gustaba, ella las sacaba de mi mochila y las rompía. Conclusión: hombres malos. Pero ella deja que el hombre macho decida todo, deja que él le dé permiso de salir a ver a mi abuelita (¡madre de mi madre!), lo cual dudo que alguien deba pedir permiso siquiera; deja que él decida en qué gastar el dinero (tequila, carne, máquinas que van a estar arrumbadas, herramienta) mientras mi hermana o mi mamá podrían comprarse ropa o mi madre pudiera comprar la comida (más saludable) para toda la familia; deja que él decida a dónde salimos, usualmente reunirnos con hombres borrachos que sueltan palabrotas, entre otras concesiones de las que no disfruto.

Me molesta que existan hombres machos que creen que con generar dinero ya son superiores, cuando una mujer puede mantener una casa en pie y generar dinero al mismo tiempo. No busco la pelea de los sexos, pero sí busco que ningún ser humano se sienta superior a otro sólo porque ya aportó algo. Una sola persona es capaz de hacer las mismas actividades, sea hombre o mujer, prácticamente convivimos por gusto y no por necesidad, ellos debieran ver eso.

Lo que las mujeres debemos entender (también) es que ellos no son nuestros dueños y que la libertad de decidir lo que sea (salir con los seres queridos, tomar un helado, elegir del menú del restaurante, hablar) no va a depender de lazos sanguíneos (padres, hermanos) ni legales/religiosos (esposos, patrones). Cuando hay situaciones de violencia más fuerte, lo mejor es ser más fuertes que ellos (emocionalmente) y huir (la otra alternativa es muy delictiva y no quiero que me cierren el blog por andar aconsejando cometer delitos en contra de los pobrecitos hombres, pero hay veces que dan ganas).

Sé que nada arreglaré quejándome, pero de menos aprendo algo: no dejarme.

Mientras se me ocurre algo bueno para escribir, espero no abrumar a los lectores con los vaivenes de mi vida.

Tenshi

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