jueves, 7 de marzo de 2013

Mujeres

Nuevamente llega la fecha en que todos reflexionamos lo mal que estamos las mujeres frente a los hombres. Aunque hay muchos que dicen que eso debe hacerse todo el año, la fecha existe para recordar que lo que se ha hecho no es suficiente todavía. ¿Suficiente para qué? Para que las mujeres puedan pedir un trabajo con la misma confianza que un hombre, para que las mujeres salgan a la calle solas y no tengan que preocuparse de ser víctimas de violencia por no ir acompañadas de un susodicho macho, para que podamos hablar sin ser calladas ni debamos obediencia al sexo masculino. En fin, para que no tengamos que estarles recordando a los machos que somos tan seres humanos como ellos.

En ocasiones verán post muy pesados de mi parte en contra del hombre macho (no debe confundirse con el sexo masculino en general). Tal vez se deba a que vivo indignada de las cosas que me han pasado (disculpen el discurso yoyito) y verme indefensa... hasta ahora.

Cuando era pequeña, el imperativo dominante era que tus papás te golpeaban, con o sin razón, para desembocar su ira sobre la supuesta causa de su estrés (o sea la indefensa e inocente niña que hablaba con honestidad y pureza) por abrir la boca y decir la verdad o por hacer algo que jamás consideraste malo (un baño de burbujas, me parecía divertido en ese entonces), incluso los peores son los golpes cuando lloras o cuando te caes y ellos creen que a golpes todo funciona mejor.

Cuando crecí, mis delitos se limitaban a ser mujer y no callarme... siempre me ha gustado decir las cosas como se ven, si algo es verde digo que es verde... si alguien miente, yo no le sigo la mentira. Para el hombre macho soy una estúpida que no se calla y que nunca sabe lo que dice.

Pero decíamos, siempre me ha indignado que cuando necesité auxilio, no hubo un solo adulto que me defendiera o protegiera, todos apoyaban la forma de tratarme del hombre macho de la casa, incluidos profesores, tíos, conocidos. Cada vez que llegaba una visita a la casa, yo buscaba la forma de darles a entender que si se me ocurría actuar de alguna forma prohibida (no necesariamente mala o incorrecta), terminaría golpeada y castigada. Nadie le dio importancia, nadie los llevó a pagar su delitos...

Ahora, que el hombre macho ha envejecido y yo ya soy adulta, he aprendido a defenderme, aunque sea de las amenazas físicas. No digo que me hice experta en karate o algún arte marcial de autodefensa, mi físico no me permite dar alto rendimiento en nada... pero no dejar que me levante la mano, defender a mis hermanas y a mi mamá sí se puede hacer con el suficiente odio. Una vez bastó para demostrarle que el día que me vuelva a poner una mano encima, le soltaré violentamente todo el odio y los golpes guardados del pasado de una niña indefensa que ahora tiene quién la defienda.

Es triste saber que hasta que crecemos nos podemos defender, pero si somos mujeres siempre vamos a tener que esperar al príncipe azul que nos defienda. Es por eso que hoy mi reflexión tiene que ver con el aprender a defendernos solas, física y verbalmente, también debemos entender que si nos callan, vamos a hablar más (y peor, principio básico de mercadotecnia y censura).

Pero... tenemos salida de todo este machismo y bestialidad.

Educación: Entre mayor sea nuestro nivel educativo, mayor es la posibilidad de encontrar un empleo y no depender de ningún hombre. Esta dependencia económica genera violencia económica, luego verbal y por último física. Un plus acerca de convertirnos en mujeres con carrera profesional es que nuestra visión del mundo es más amplia, aprendemos a tomar los grandes ejemplos de mujeres de la historia y entendemos que siempre hay más de una salida y varias de ellas son muy diplomáticas.

Acondicionamiento físico: Sí, si no aprendes a golpear, te golpean, así es de fea la vida. No vamos a repartir golpes y provocar a los demás como los hombres suelen hacerlo, nuestra educación física debe ser defensiva. No se trata de promover la violencia, sino de saberla frenar en seco sin terminar con un ojo morado.

No callarnos: Si nos callan, seguir expresándonos. Si me impiden hablar, escribir. Si no me quieren publicar, tomar las redes sociales. Nunca sabremos de lo que somos capaces si callamos hoy.

Educar: A los hijos, a los maridos, a los hombres en general. La culpa de muchos males la tienen las facilidades que reciben los hombres por parte de sus madres/esposas. "Me regañó, pero le tengo la comida hecha". "Me gritó, pero su ropa ya está lavada". Si se les enseña a ser responsables de sus vidas, no estarán esperando a que una mujer lo sea por ellos.

No hacer: Lo siento, pero muchos errores surge de HACER... hacerles la comida, la cama, la ropa, la casa... Como mujeres no es nuestra obligación, cada persona es responsable de sí misma (párrafo anterior). Si quieren servicio doméstico, que lo paguen. Dejar de ser la sirvienta gratis que todo hombre sueña tener.

Ahora sí me extendí, pero el coraje que surge de saber que aún nos falta camino por andar para ser iguales no me deja fácilmente en paz. Si son mujeres, se acabó la época en que ellos son responsables de darnos libertad. Si son hombres, se acabó la época de la sirvienta/prostituta gratis, ahora todo se paga y caro, maduren.

Tenshi

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