miércoles, 7 de septiembre de 2011

CFE, empresa de clase mundial?

Algunos celebramos la caída de la empresa Luz y Fuerza del Centro como el fin de trámites burocráticos y largas filas para obtener un servicio básico. Entró Comisión Federal de Electricidad y ahora se supone todo es de clase mundial.
Las instalaciones son más limpias y agradables, es cierto. Ya no cobran por reinstalar la luz, cierto. Creo que ahí acaban todas sus cualidades. Trámites que fácilmente podrían hacerse en pocos días pueden tomar meses. De hecho el trámite que me lleva a visitarlos lleva más de un año de contratado y casi dos años de papeleo.
No sé qué es peor, su tramitología, su servicio, sus cobros inmensos o su falta de comunicación. Pierden documentos, mandan a la gente a oficinas diferentes por el mismo trámite, tardan meses en ir a instalar un medidor, mientras lo instalan cobran montos estimados que son un robo. Su falta de información al público (información de calidad no implica promoción de cuán maravillosa es la empresa) hace que el consumidor se mantenga ignorante y caiga en el círculo vicioso de trámites interminables.
Lo que opino aquí proviene de mi experiencia con trámites, pagos y servicio al cliente, también con las filas largas bajo el sol para obtener informes.
No niego que los sitios de CFE sean más lindos, cómodos y limpios que cuando LyF tenía el control de nuestras fuentes de poder (eléctrico y adquisitivo). Pero sentarse en un sillón para venir a poner una queja no es tan lindo como estar sentada en el sillón de mi casa sin tener necesidad de dar quejas.
He ido a oficinas de CFE a pedir informes, a entregar papeles, a entregar correcciones de papeles, a volver a pedir informes, a ser enviada a otra oficina, a regresar a la anterior oficina, a buscar ingenieros (con los que hay que empezar de nuevo los trámites), a entregar los papeles correctos, a ir a otra oficina porque ese ingeniero no puede recibir papeles, a buscar las oficinas con la poca información obtenida y bajo la lluvia, a esperar en fila bajo el sol, a ser vigilada por policías, a hacer corajes porque no tienen mis documentos que ya entregué... y a tantos otros asuntos, todos ellos para sólo un trámite.
En serio que es desgastante ver a una empresa cuyo slogan es ser "Una empresa de clase mundial" cuando el servicio al cliente deja mucho que desear.
Bueno, desgraciadamente es otra de mis malas experiencias con una empresa. Recuerden, aquéllos que tienen empresas, el servicio al cliente y la rapidez en el servicio determinan prácticamente toda la experiencia del consumidor. Aunque esto no vale con monopolios ni empresas de gobierno, porque ellos siempre harán lo que quieran.

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