sábado, 13 de abril de 2013

A dónde no ir en Tizayuca

Hace unos días tuve un día ajetreado por el trabajo y terminé desayunando-almorzando en Tizayuca. Recordarán que hace tiempo decidí platicarles acerca de los lugares para visitar en Tizayuca y justamente mencioné un restaurante que está cerca del centro de la ciudad (pueblo) que se llama Roma Mía. Pues hoy me retracto y decido mandarlo a encabezar la nueva lista de lugares a dónde NO ir ni por equivocación en mi municipio.

Tal vez en alguna ocasión ya lo habré comentado, Tizayuca es un lugar pequeño y congestionado, es un pueblo que intenta convertirse en ciudad, con todos los problemas que esto acarrea. Pasó de ser un municipio pequeño, provinciano, relajado... a ser un enjambre de gente venida de la ciudad buscando un lugar barato (y más seguro) dónde vivir. Junto a este problema vienen otros, como malas administraciones del Ayuntamiento, servicios deficientes, comercios a medias, problemas viales y exceso de gente en lugares céntricos. He de incluir el hecho de que aún faltan aquellos servicios y comercios que hacen que una ciudad pueda llamarse tal, con mayúscula al principio incluida. Me refiero a cines, plazas comerciales y restaurantes de calidad.

Pero, regresemos a mi primer comentario de esta entrada, Roma Mía. Un pequeño restaurante con dos ubicaciones, una en la esquina más conflictiva del centro, donde se unen la calle principal que cruza todo el pueblo con la calle que viene de la autopista México-Pachuca. El otro establecimiento es más grande y está cerca del banco Banamex. Soy tan específica en estos datos porque es en serio cuando les digo que lo eviten.

Antes me gustaba comer ahí porque la comida estaba comestible y el servicio era regularmente rápido, además que queda cerca del banco. Pero la penúltima vez que fui me sirvieron la carne más extraña que he probado para hamburguesa, parecía que tenía pedazos de plástico adentro de la carne, y su servicio se volvió muy lento. Pero la última fue la gota que derramó el vaso.

Decidí darles otra oportunidad, pues pensé que tal vez la carne era muy comercial y debía pedir alguna otra cosa más casera, que alguna especialidad debían tener. Pedí una malteada, a elegir entre varios sabores, de fresa y un Club Sándwich, ya que son dos cosas fáciles y rápidas de hacer, yo tenía prisa. Esperé y esperé, llegó mi malteada de fresa... con chocolate en toda la parte interna del vaso. Pedí de fresa porque no quiero de chocolate... ni de vainilla, ni de coco, ni de ningún otro sabor, ¿qué tal difícil es esto de entender?

Pues me aguanté y me dije "total, es un restaurante barato, pequeño, se ve que tienen gente y hacen lo mejor que pueden, una se les perdona" (a veces me paso de tolerante). Pero podría darle una oportunidad a un sándwich, incluso no les pedí que le quitaran el tocino, me vi valiente y decidí comerlo con un extra de carne-grasa que nunca pido (no me gusta, no es por la vanidad). Esperé, esperé, me tomé la malteada de fresa que resultó tener sabor a chocolate y fresa, volví a esperar, dejé tantita malteada para acompañar mi sándwich. Era casi la 1 de la tarde, ya prácticamente era mi comida, yo moría de hambre, debía aguantar y ser tolerante.

Pero el bendito sándwich nunca llegó, así que me armé de valor (se exigía el sacrificio de mi estómago y mis neuronas en el proceso) y pregunté por mi comida a otra mesera. Cualquier respuesta hubiera sido buena, pero no la que me dio: "nos estamos tardando porque tenemos una orden muy grande". Es decir que una mesa llena de humanos tenía prioridad sobre mi pequeño e insignificante sándwich. Mi decisión fue pedir la cancelación de la comida, pagar mi malteada de fresa-chocolate e irme.

Dejé el pago en la caja y mi mesera (que tiene cara de ser la dueña o encargada del lugar) me preguntó que si me ponía el sándwich para llevar. Le contesté que no, que había tardado mucho y no estaba dispuesta a esperarlo un minuto más. Su respuesta fue: "es que tenemos una orden bastante grande". Le contesté: "que ellos paguen entonces". Y huí. Claro que se enojó y me vio con ojos de odio. Cómo se nota que no sabe todo el autocontrol usado por Tenshi para no golpearla (a causa del hambre) en ese instante.

Pero, tal vez se pregunten por qué decidí perdonar detalles como el cambio de sabor repentino en mi malteada, incluso podría haber perdonado el retraso en mi orden, pero no pude soportar las dos respuestas dadas por las meseras. Es más simple de lo que creen si se ponen a pensar como mercadólogos.

A veces el cliente perdona el hecho de que le den gato por liebre y no pone queja con tal de no meterse en problemas, no perder el tiempo o evitar conflictos. Incluso es capaz de perdonar retrasos en la entrega si esta espera es por un producto o servicio que desea de forma más visceral, como una necesidad fisiológica (como el hambre o el sueño). Pero lo que no puede perdonar el cliente, jamás, es que el prestador de servicios o el vendedor le dé a entender que atenderlo es menos importante que a otros clientes. Nunca debe compararse a cliente con otro... frente a los clientes. En resumen, a ningún cliente le gusta que lo hagan sentir menos que a nadie.

En este caso me dieron a entender que mi orden era menos importante y más pequeña que la de los otros clientes, que no merecía ser tratada como prioritaria. Es un error garrafal y decidí dejar de favorecerlos con mi tolerancia, pues minimizar a un cliente es peor que retrasarle su entrega. Debo aclarar que jamás especificaron que esos clientes habían llegado antes que yo, pues eso tal vez demostraría su ineficiencia para atender mesas, su énfasis fue en el tamaño de la orden de la multitud aquella. Un dato más, es un lugar con muchas mesas y pocos humanos para servirla.

Además de este mal restaurante, también les prevendré acerca de los bancos Banamex y Bancomer por su pésimo desempeño en el área del servicio al cliente, pueden tardar dos horas en el segundo para la más pequeña de las consultas; mientras que en el primero podrán conocer la ineficiencia de su empleada en esta área (primer escritorio por si se lo preguntaban, no me molesté en memorizar su nombre) para imprimir un pequeño estado de cuenta (que además tiene costo) y querer abarcar más de lo que puede. Una nota acerca de los bancos, ninguno es visitable en quincena, viernes, fin de mes o después de puente largo o vacaciones.

Hay buenos lugares, como la iglesia, de estilo colonial que vale la pena ser visitada, sus ferias, los puestos alrededor de la iglesia en Navidad, las pastelerías Haciendas (me han gustado más que Montparnasse) y Romance, las dulcerías en la avenida principal, algunos lugares en donde venden carnitas y el tianguis del Nuevo Tizayuca. Pero hoy decidí que si un lugar me da un mal servicio, debo darle la publicidad requerida.

Nos leemos pronto, espero en notas más alegres.

Tenshi

2 comentarios:

  1. Hola:
    Voy a vivir en Tizayuca en unos meses. No sé nada de la ciudad. ¿Me podrías ayudar a moverme cuando vaya para allá?
    ¡Gracias!

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    1. Hola! Oye qué tal está por ahí? Es seguro? Creo me iré a vivir ahí. Un saludo!

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